sábado, 9 de febrero de 2008

Pablo Palacio
UN HOMBRE MUERTO A PUNTAPIÉS, EL ANTROPÓFAGO, BRUJERÍAS (PRIMERA) y BRUJERÍAS
(SEGUNDA) son las historias que muestran el estilo y técnica de Pablo Palacio como por ejemplo algo que es global en estas tres historias es su comparación incesante y sobre todo sutil de comparar lo hechos clásicos Griegos como en Brujerías (Primera) cuando el joven huye de la mujer y esta no logra atraparlo pues es como que la tierra lo devora y ella no consigue más de lo que podía hacer, se relaciona muy irónicamente con el mito de Apolo y Dafne solo que la ironía está en que esta vez lo papeles cambiaron, la mujer persigue al hombre. Ofrecen la irónica y desconcertante experiencia de un relato sin personajes ni argumento propiamente dichos, que algunos críticos engloban en la llamada "anti novela”. Se repite también en un hombre muerto a punta pies pues cuando compara al obrero que golpea a Octavio Ramírez con Epaminondas y se aclara esa parte de que era vicioso pues aquí también lo relaciona con la sociedad de Palacio y la Greca de manera que en una no era mal vista pero en la de Palacio matan a una hombre por esas tendencias, aquí Pablo Palacio muestra la homosexualidad masculina en la narrativa ecuatoriana, aunque él mismo evita palabras como homosexualidad, pederasta, marica - hace alusiones a ello, (sugiere mas no dice) como –“Intuitivamente había descubierto que era… -No, no lo digo para no enemistar su memoria con las señoras..." la cuestión moral querer mencionar eso, de callar, ocultar lo evidente, lo inevitable son la literatura que motiva y mantiene atento al lector.
Es un tanto burlón como eso de mofarse de la Inducción, Deducción, la pipa de Sherlock Holmes eso de la enorme nariz de Ramírez y que por ese simple hecho se llame Octavio el emperador romano que poseía iguales facciones en el rostro sobretodo la nariz recrearse en ellos con cruel alegría, -muere sangrando por la nariz. Una intención perversa en el antropófago la crudeza de decir “es como quien como lo que crea”. Y también en Brujerías (Segunda) cuando dice ya no se matan a los amantes se los embruja y convierte en lo que son perros y perras callejeros que solo viven en el adulterio, y crea un miedo en el lector cuando alega que él se preocuparía de ver a perros callejeros con pupila de un destello humano, trágico... motiva y envuelve al lector no solo a quedarse en la lectura sino a verlo en su propia realidad.

Por: Mauricio Cuadrado


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