Esta película se realiza en Sudamérica, siglo XVIII. La Misión su lugar es la jungla tropical que está por encima de las cataratas de Iguazú. Allí un jesuita, el padre Gabriel (Jeremy Irons), sigue el camino de un jesuita crucificado llamado Julián quien imaginaría que esta acción traería a un hombre cuya vida se entrelazaría difícilmente, sin más armas que su fe y una flauta. Al ser aceptado por los indios guaraníes, Gabriel crea la misión de San Carlos. A sus seguidores se une Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), ex traficante de esclavos, mercenario y asesino, que encuentra su redención entre sus antiguas víctimas, convirtiéndose a su vez en jesuita. Uno confía en el poder de la oración. El otro cree en la fuerza de la espada.
Esta película que relaciona un manejo del tiempo lineal, una trama muy apasionante devotan a mostrar el servicio, conviene analizar pues en ella encontramos datos muy referenciales como la esclavitud que hace el inicio de la cultura entre los guaraníes un movimiento totalmente impresionante de el arte entre ello motivado por el jesuita Gabriel despertando un rotundo gusto por la música, son obra de sus ágiles y habilidosas manos. Este hecho importantísimo es como el espejo de lo que ocurre en Sudamérica y ahí es donde nos involucra pues podemos equipararla con la Escuela Quiteña y el nacimiento de nuestros propios artistas entre la adversidad que presentaba la esclavitud de aquellos tiempos.
Por: Mauricio Cuadrado
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