domingo, 17 de febrero de 2008

La muerte llega al cine ecuatoriano
Hasta para llegar al cielo se necesitan palancas.
Es una manifestación de que en todo pero todo, incluso hasta para hacer la peli se necesitaron palancas. La muerte. “La muerte ahuyenta a los auspiciantes”.
En medio del sufrimiento ajeno lo importante era conseguir silencio. Parecía un capricho frente a tanto dolor.
La soledad el médico forense, la impunidad el chico costeño, el racismo el hermano homosexual, la ciudad Quito pues, la sociedad ustedes quien más. Una obra que se centra en la narración de la casualidad como en el momento que todas las historias se cruzan en un solo punto la morgue, que es impuesta por la muerte en una ciudad, chocan, se descomponen y expiran frente al cinismo de un médico forense quien es el único que puedo de verdad oler la muerte alrededor de su vida.
Cuestionar los sentimientos encontrados del espectador en un escenario como Quito, ciudad que le enardece pero que genera violencia, a la vez una ciudad en constante contradicción: solidaria y mezquina; bella y violenta esto lo podemos comparar con el médico y su forma extraña de ser.
La trama, llena de dramas violentos el costeño que viene a ver a su prima, rutinas simples el taxista y de una doble moral que les permite ser víctimas y victimarios sin contemplaciones el asesino del amante de la mujer que tiene a su hijo en el hospital.
Una de las partes que atrae al espectador es la ambulancia, pues nos lleva por todo Quito es como si nos demostrara que nosotros también viajamos en esa ambulancia pero no solo en la peli si no también cuando caminamos por Quito.
Siempre nos están diciendo que todos somos “rubios”. Nos viven diciendo que vivimos en casas de 500 metros y no hay tanto. La mayoría no es parte de eso. O sea, nos gusta la fritada, nos gusta vivir en departamentos, nos cuesta cada dólar que ganamos, es difícil. Eso es lo que me gusta más que es una película muy real, como el taxista al principio, alguien no ajeno a nuestro entorno nuestro propio héroe.
Una peli para reflexionar una relación cercana a la muerte cuando nos tocara nacer, ser niño, las responsabilidades, trabajar.

Las fotografías de la película nos muestra hipocresía y cotidianidad nos muestra a los quiteños, como vernos en espejos.





Por: Mauricio Cuadrado

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