domingo, 9 de marzo de 2008

Vida del Ahorcado
La extrema vanguardia en Pablo Palacio todavía inquieta.
Apela a nuestra sensorialidad con detalles grotescos como las imágenes que nos propone cuando dice –esos grandes cubos-los párpados hinchados y amarillos- hacer luz- es un ritmo metafórico que nos da una imagen novedosa pues nos muestra a los hombres en general, cuando están a sus finales cuando los vemos en la debilidad de su mediocridad, a un paso de San Diego. Su Vanguardia es muy notable cuando hace referencia al momento de describir a los – señores Burgueses- “los respetables” una desintegración de las formas total, como notamos Pablo Palacio no hace solo uso del surrealismo en esta narración si no que se burla de todos “bienatendino” de los “mojigatos ecuatorianos”. Cambia a otra escena con solo comenzar un dialogo fuero de lugar a lo que antes mencionaba. En esta narración lo trascendental no es la historia en total lo que debe importar al lector sino más bien su forma, su técnica, su capacidad para hacer de las letras un “juego de palabras”, una búsqueda en su apreciación de su adelanto en lo que respecta a estructuras y contenidos narrativos, es una búsqueda del arte puro.
La voz narrativa Omnisciente que se nos presenta al inicio y cuando comienza a transformase no solo en la que conoce todo sino a la que también participa ya no es notado más adelante pues comienza a verse una voz narrativa extraña como si estuviera fuera de lugar ya no solo dos líneas de narración hay una tercera que no se sabe a quién se dirige, tiene vida propia como cuando dice -¿Qué hora es?-¿Ana? No existe-, un ritmo de juegos y sonoridad que se escuchan en las palabras.
Odio va en contra de toda la “tranquilidad” la que tuvo pero se la fue arrebatada, es para decir que se sugiere en esta una psicología de todos, algo semejante a lo que le paso con la sífilis es como nublar la quietud, la alegría, turbar la paz se asemeja a lo que hace con su libro al redactarlo entre tantos “respetables” ser discreto, no buscó lo popular busco lo que le daba reposo desahogarse contra ellos sin ningún remordimiento, burlarse de todos los “respetables”.
Un Surrealista, Vanguardista que no decía sugería en ciertas descripciones de ciertos detallitos ahí se veía su actitud su personalidad una postura muy incómoda dio a sombras el gusto por lo extravagante, lo monstruoso, propios de ciertas actitudes de los vanguardistas.
En Vida del ahorcado se da una desconcertante experiencia de un relato sin personajes ni argumentos propiamente dichos que según consulte es la "anti novela”.

Por: Mauricio Cuadrado

No hay comentarios: