lunes, 25 de febrero de 2008

Pi
Fe en el caos

En su complejidad está su belleza.
Fascinante ambiente, todo un respeto al underground norteamericano que inició en la década de los 70 como una serie de films de vanguardia. El heredero de la antigua lucidez es un nuevo cine casi en el límite del underground. Son las películas producidas a base de súplicas y limosnas, montadas en los ratos libres con una alquilada e interpretadas por amigotes y familiares las que recogen el cine sin escusas, tan insolvente de los productos clásicos, pero como renovador de los trabajos más contagiados por una fiebre taquillera.
Un esforzado y complejo ejercicio fílmico matemático que da lugar a una apuesta radical y apasionante, en riguroso blanco y negro.
Por tales motivos Pi es elogiable y el primero de ellos es reconocer la temeridad de su creador a la hora de poner a imágenes a un personaje tan árido como puedan ser las relaciones de un matemático desequilibrado, con el medio que le rodea y su progresiva e irremediable obsesión con la teoría de los números. Se encuentra el conflicto en lo audaz de la trama empleando el medio más cercano al espectador. Dando a su obra aspecto de ciencia ficción.
De esta manera combinado esquemas narrativos que podríamos calificar de clásicos con secuencias alucinatorias cercanas a la observación. El resultado es una película cautivadora, cargada de simbolismos y plena de lecturas.
El protagonista de "Pi" vive entre dos universos y no se decide por ninguno pues aspira a la contemplación de la verdad en forma de cifras. La Matemática es para él su mundo y menosprecia tanto la visión terrenal, me refiero a su vecindario, la gente que lo rodea.
"Pi" es una película plagada de imágenes insinuantes y que logra reflejar de forma magnífica una existencia enfermiza, obsesiva y autodestructiva plasmada en un contundente blanco y negro que son todas las escenas, y acompañada de una banda sonora que, combinada con las imágenes, funciona, como un droga sonora. Es cierto que en algunos episodios son tratados de forma algo expectativa pero no todo el público entra en el juego que propone su director.
Al principio me pareció un ejercicio de sociable pedantería, pero por lo que a mí respecta supone profundizar en la búsqueda de explicaciones alternativas a la realidad, como eso de totalizar su búsqueda así tenga encima esa terrible enfermedad. En la interpretación, consigue aquí una opinión más cercana a la representación de la violencia psíquica y que es planteada no por menos interesante sino por la teoría de la pérdida de conocimiento, y que solo busca alcanzar para sí el bien no la perfección sí la felicidad, es lo demuestra al final.
Una parte que es interesante fue lo de relacionar la espiral de Arquímedes y el hombre de Vitrubio por Leonardo Da Vinci algo así como que nos lleva a considerar al número notable como símbolo de la simetría perfecta en el hombre.

Por: Mauricio Cuadrado

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