lunes, 25 de febrero de 2008

Pablo Palacio y sus mujeres que miran estrellas
Un suave y delicado sugerir no decir, nos promete Pablo Palacio en esta ocasión, pero eso no es lo más fundamental, sino la mofa que hace a la reputación de los conformistas.
Su falta de apreciación, de pasión por la vida lo condujo a lo totalmente esperado, el Sr. Gual abandona el deleitarse de la vida como cuando, al escuchar los canarios y ver todos los planos que pinta Picasso. El intelectual no ve nada de eso, sólo le interesa su estudio. EL cambio de secuencia de la historia cuando de repente de dar las características del Sr. Gual nos propone una descripción totalmente aparte de María Augusta y con toda esta descripción sugiere a una mujer espectacular, eso tipos de cambios como que captan más el interés del lector, es decir los cambios sorpresivos. Pablo Palacio continúa con su sugestiva comparación de otras obras literarias con sus textos, utilizando siempre su humor negro, si podemos decirlo así. Este humor se refleja cuando cambia la estatura y peso del Sr. Gual para que se acople a las descripciones tan despectivas que hacía. Algo específico de esta historia es que la cuenta desde fuera, es totalmente ajena al desarrollo de la misma, es decir el narrador adopta varias perspectivas y haces que todos los personajes queden mejor comprendidos en el cinismo de la mujer, la ira del historiador y el arrepentimiento del copista. Es una narración en la que el protagonista es omnisciente, como un dios.

Por: Mauricio Cuadrado

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