jueves, 7 de febrero de 2008

ORATORIA DE LA COLONIA UN ARTE MESTIZO



Los religiosos trajeron desde España "para adoración y reverencia", centenares de obras religiosas, incluso de autores relevantes como Murillo, Zurbarán, Ribera y El Greco, PERO aquí nos sirvieron para crear a nuestros propios artistas.
De esa escuela salieron los primeros canteros, alarifes y albañiles, que colaboraron en la construcción de edificios y templos. Pero también se formaron los primeros pintores, escultores, doradores y músicos de estas tierras. Al conocimiento heredado de Fray Pedro Pintor y otros religiosos, sumaron la profunda sensibilidad andina, la sabia valoración estética de sus antepasados, el color vibrante de los trópicos, para crear un “arte mestizo”, que utilizó las formas europeas pero se sirvió de la mano de obra indígena, la cual le otorgó un aire, una estética, un color y un sabor enteramente distintos.
Esta ciudad, declarada por la Unesco como "Patrimonio Cultural de la Humanidad", llegó a tener hacia el siglo XVII, un desarrollo cultural enorme, volcado principalmente hacia el arte religioso: así surgieron joyas como las iglesias y conventos de La Compañía, San Francisco, Santo Domingo, La Merced, San Agustín, El Carmen, El Tejar, entre otros
El arte denominado quiteño simbiosis de lo europeo con lo indígena: los modelos provienen del viejo continente, pero la realización es enteramente andina, allí se expresa, vibrante y colorido, el ingenio y, por qué no decirlo, el genio de los habitantes de la Real Audiencia de Quito.
Pero no sólo las artes plásticas medraron en la época colonial: apenas iniciado el siglo XVII, ya el territorio contaba con una universidad: la de Santo Tomás, que enseñó no sólo Teología, sino también Filosofía, Oratoria, Derecho, Medicina.
Los criollos, injustamente relegados por los españoles de nacimiento y los pocos mestizos e indígenas que lograron obtener una educación superior COMO Eugenio de Santa Cruz y Espejo, médico “indio” -nacido en Quito-, pero también ORADOR, periodista e infatigable polemista. Una época sin duda de gran trascendencia para toda la urbe quiteña.

POR: Mauricio Cuadrado

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